¿Innovación? ¿Feed back? ¿Valor agregado? ¿Calidad? ¿Estrategia? ¿Planificación? ¿Métricas?… conceptos con los que diariamente nos encontramos y que siguen siendo tan abstractos en su definición, como complejos en su medición.
Con la llegada del nuevo año, el marketing y la publicidad – al igual que los niños cada comienzo de curso escolar- inician la nueva etapa con las energías renovadas y los objetivos revisados. La clave parece estar en lograr el Engagement del que todo el mundo habla o lo que es lo mismo, la fidelización del cliente e idealmente, su evangelización.
Para lograrlo, las pequeñas y medianas empresas así como los emprendedores, tenemos en nuestro haber los dones que nos concede la acción social así como la posibilidad de formarnos ininterrumpidamente, tanto en aspectos relacionados con nuestros conocimientos, como ( muy importante) en el desarrollo de nuestras cualidades y habilidades. No tenemos ninguna duda que con una buena estrategia de marketing combinada con acción social, transitaremos por el camino siempre positivo de la consecución de nuestros “pequeños” objetivos.
Pero… ¿no es verdad que aún nos cuesta aceptar que la falta de recursos de índole monetaria, sólo puede sustituirse con trabajo constante, compromiso ineludible y credibilidad asociada a nuestra marca?
El MARKETING DE GUERRILLA es un claro ejemplo de ello. Desde que por primera vez se habló de él allá por la década de los 80 hasta ahora, hemos enfrentado un cambio cultural estructural y global. Sin embargo, debido a su naturaleza vinculada a la escasez de recursos, son muchos los principios del marketing de guerrilla que hoy adquieren vigencia.