Diseño y creatividad


Hoy en día nos hemos sumergido en la era visual del todo es posible, mensajes publicitarios donde prima más que nunca el impacto emocional sobre todo lo demás, una era de cambios, donde frecuentemente se evidencia la expresión una imagen vale más que mil palabras.

Los avanzados programas de desarrollo gráfico existentes junto con los potentes procesadores que se lanzan continuamente al mercado tecnológico, permiten ahora contar historias con una sola imagen, es decir, la imagen se convierte un mensaje en sí mismo. Ya no se hace uso de varios elementos para comunicar, sino que el hecho de poder representar cualquier idea o concepto hace mero protagonista a la imagen, dejando de lado otros aspectos como el texto publicitario a la antigua usanza.

La tendencia ha pasado de ser texto-imagen de un producto a sólo imagen conceptual, algo posible a través del uso de las nuevas tecnologías, mediante embrollados montajes fotográficos de los que se han adueñado las agencias de publicidad.

Se unen pues, tres variables imprescindibles: el fabricante de ideas, el ejecutor formado ahora por estudios especializados y por supuesto, las tecnologías que lo permiten.

Atrás queda el grano fotográfico y las texturas y fondos sin profundidad alguna, para dejar paso ahora a una imagen hipernítida, conseguida a través de la capacidad de los nuevos formatos de imagen que generan los diferentes programas de desarrollo gráfico y avanzados dispositivos de captura. Imágenes casi palpables al tacto que generan un efectivo impacto emocional y visual en el ojo del espectador.

El concepto en sí, toma las riendas. Ya no se representa al objeto-mensaje, sino ahora se representa a lo que conlleva en sí mismo, su filosofía y aspectos más profundos, toda una jerarquía de valores antes desconocidos anteriormente para el mundo publicitario. Los productos cotidianos se ven envueltos ahora en mundos ideales y, se da la tendencia de representarlos a menudo, sumergidos en universos totalmente imaginarios.